Una Copa con sabor a triunfo
Esta Copa tuvo otro sabor, pero uno muy conocido. No fue como la del 10 de julio donde mi cabeza y mi corazón latían por vos, María.
Y dejaron de latir cuando en el segundo tiempo nos dijiste adiós.
Esta Copa la viví en una situación muy similar, papá otra vez desde el hospital.
Lejos.
Pero presente.
Como en el 2020, cuando las videollamadas nos mantenían cerca pero a la vez no alcanzaba y nos dejaba esa sensación de vacío.
El día después de la Copa América yo lloraba, pero no por la emoción como todos los argentinos, sino por la pérdida.
Este 19 de diciembre, un día después del triunfo, con un solo mensaje ya supe que esta vez sí iba a ser distinto. Y fue distinto.
Papá está en casa Abuela y también vi salir a Argentina Campeón del Mundo.